
Posiblemente seas tan solo una gota.
Pero eres la única que colma mi vaso. La única que me cala la piel.
Y en ese instante, escuche el crac, vi romperse el primer ladrillo de mi gran muralla, vi escaparse la primera piedra que puse entre tú y yo, y supe que era cuestión de tiempo que el resto empezara a resquebrajarse.
Si caen los cimientos, cae entera.
Tanto tiempo para construirla, y tú la haces débil en un segundo.
Un segundo sin voz, sin ruido, sin gente.
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