No sientes y lo siento.

Me has arrancado lo único que me quedaba, el pañuelo que envolvía mis ojos y con el que aún podía creer ciegamente en ti. Has encendido la luz de la única habitación en la que me gustaba caminar a oscuras , me has arrancado la fuerza con la que defendía lo indefendible, te has llevado las razones por las que creía mantenernos a salvo, resguardados de todos y de todo , fuera del alcance de quienes no comprendían. Ahora soy yo la que se despierta sin comprender.

Has borrado con tu saliva todo lo que de ti quedaba en mi piel y ahora siento que no puedo encontrarte en mí, que no eres, que no estás y que al mirarte no voy a conocer a quien un día fue mis ojos. Has cerrado frente a mí, las puertas de la que un día fue mi casa y en mi dirección la calle que aparece ya no se llama “tu sonrisa”.

Me has dibujado con mentiras un mapa que me aleja de ti y en el que no se retroceder, me he ido sin maletas, sin nada, con un vacio con sabor a ti, con un pinchazo al respirar y la media sonrisa de quien levanta la cabeza intentando no volver a tropezar.

Y en mi billete solo pone ida, porque me has mostrado de golpe que la vida no nos arrastrara de nuevo, que no volveremos a encontrarnos y que no dejaré mas migajas por ahí por sí un día, muerto de ganas, decides volverme a seguir.

Has arrancado de mi boca, de mi mente, y lo peor, de mis manos todas las letras que hablaban de ti. Has tirado a base de golpes ciegos el pilar que eras en mi vida, las rodillas de este cuerpo, las cuerdas que mantenían en pie los personajes de esta función.

Has llenado de agua los cimientos que te mantenían aquí y lo he visto, vi como te hundías frente a mis ojos. Terminaste esta guerra en la que luche por volver a casa con ambos bandos sanos y salvos.

Has olvidado que para mi eras tres A, un piso franco que ha caído, y con él, quien un día fue mi anónimo, mi amor, mi amigo.

Me has enseñado que siempre fui de mentira.