Mándame un libro , de esos que hablan de ti y de ayer.

Creo que nunca te quise o al menos no como cabe esperar , no quiero tu forma de ver la vida, no quiero tus cualidades , ni me enamoré de tus cosas buenas.
Nunca te quise a ti , yo quería lo que eramos juntos. Echo de menos esa fusión tan extraña que formabamos, me atormenta la imagen de la fórmula que nos unía, de aquello que nunca hemos llegado a calificar y sin embargo era tan nuestro , somos tan suyo.
El amor es una casa, es un hostal , un coche o una tienda de campaña allá donde vas y yo quiero y extraño nuestra casa. 
No tenía cimientos, nunca los construimos, pues nadie aprende a construir encima de un lago y espera vivir allí toda una vida, es de apariencia frágil e inestable , es una casa que nadie quiere y sin embargo yo no dejo de recorrer.
Construimos una mansión de cristal donde nuestros ojos siempre fueron transparentes , donde nunca necesite tus palabras, recorrimos las mismas habitaciones día tras día sabiendo que la siguiente sería igual que la anterior , horriblemente hermosa.
Elegimos construir algo así , conociendo su fragilidad y lo rápido que estallaría en pedazos si algún día "un mal viento" la golpeaba.
Por las noches vivíamos como si el mundo no existiera, como si pudiéramos quedarnos allí eternamente, siendo uno. Pero el día , arrastraba al Sol y este siempre nos pillaba con las defensas bajas, enseñándonos al mundo.
Un mundo que no esta preparado para casas de cristal levantadas sobre lagos .
Aun así ,me gustaba cuando eramos dos locos riéndonos del sol que jugaba a encontrarnos, me gustaba nuestra fórmula y me gusta nuestro lazo, la ausencia de él o el idioma que nuestros ojos inventaron.
Me gustaba y ahora me aterra estar aquí viendo como la lluvia sigue cayendo en nuestro techo y ya no salimos a mojarnos. Y es que el problema de los locos empieza cuando deciden actuar con cordura.