-
Dejé de mirar detrás de cada
puerta antes de cerrarla y comencé a mirar las ventanas que tenía delante. Si
te preguntan, cuéntales que aprendí que las mejores cosas nunca llaman a la puerta,
se cuelan por las ventanas.
-
Entonces supongo que fue así
como llegó ¿No?
-
No , cuando llegó tenía
cerrada las ventanas, todas , porque no quería nada nuevo ni por malo ni por
bueno , me pasaba el día abriendo puertas que cinco minutos antes había cerrado,
no quería nada diferente, quería verte volver.
Me duelen cada
uno de los olores que guardé en mi memoria y un día amé, me duelen las canciones
que un día dediqué a otro ser y hoy me cuesta tararear, me duelen todas y cada
una de las veces que intenté tapar el sol con los dedos, dedos que llegaron a
tener llagas, hasta que aprendí que lo de un clavo saca a otro clavo lo dijo
alguien con demasiado miedo.
Y uno de esos
días, ninguno en especial, creo que le encontré detrás de alguna de esas
puertas abiertas para ti.
Y si quieres
hablar de querer, te diré que no quise quererle, que bastaba con sentirle cerca,
pero un día, desde dentro, me ayudo a abrir todas las ventanas y disfrutar del sol
que ahora mueve mis días. Más tarde, por mi misma, aprendí que no voy a cerrar ni puertas ni ventanas, que el sol que me alumbra es el que quiero todas mis
mañanas y que he cambiado mi :
- “No desayunaré” por desayunarnos entre las
sábanas.
Me alegro mucho por ti. Es cierto, hace una semana pude comprender que aquella frase la dijo alguien con muchísimo miedo.
ResponderEliminar¡Ojala que tus ventanas se mantengan abiertas por mucho tiempo para que se ventile toda tu casa y el viejo polvo se valla! :)