Dicen que todos tenemos algo pendiente.

Me gusta verte pasar en días como hoy, en días que significan algo.
Me gusta la casualidad que siempre vivió entre nosotros.
Adoro tu forma de mirarme, o de evitar hacerlo, la superioridad con la que intentas hablarme y saber que ni en apariencias te sirve conmigo.
Adoro saber que ya no tiemblo cuando apareces pero sigue pellizcándome algo dentro.
He empezado a querer tu egocentrismo, tu inmadurez y todo aquello que me llevo a aborrecerte.
Todo lo que me saca de mis casillas, todo aquello que viene de ti, hasta lo más bajo tiene un hueco en mi.
Adoro saberlo.
Ser consciente.
Ahora se que a pesar de todo sin ti puedo seguir mi vida.
Ahora que entendí que no puedo evitar quererte y que ni siquiera voy a intentarlo. Puedo vivir sin ti. Puedo seguir. Ahora que lo que siento no es más grande que yo.
Sabes que te quiero, pero no eres consciente ni de la mitad.
Se que me quieres, pero nunca me atreví a preguntarte cuanto.
Y hoy, lose. Me basta. Y es una forma de dibujarme una sonrisa.
Sin haber preguntado, has contestado, sin saberlo
Me quieres tanto que aun no has podido ponerle un nombre.
Me quieres de esa manera, que no te deja pensar que día, de que mes, de que año será el the end de nuestro imposible.


Me gusta tanto saber que existes, que si no lo hicieras tendría que inventarte.
Estas en mi, de tal forma, que hasta sin conocerte te echaría de menos.